domingo, 20 de enero de 2013

Apuntes: El gobierno genocida del mundo I / "ocaso del feudalismo"

El mundo entero deberá sufrir una sacudida. Se dará una situación tal que los explotadores serán expulsados de sus lugares y los oprimidos se alzarán.
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El poder a lo largo de la historia se ha basado en la desposesión, en la acumulación de riquezas, tierra y privilegios a través del uso masivo de la violencia. El orden que nos gobierna no es un orden natural y espontáneo, sino el fruto de siglos de opresión, asesinato y muerte, el mundo actual es el resultado de la violencia ejercida por los grupos de poder sobre las comunidades humanas y su imagen es reflejo de esa lucha.

A lo largo del tiempo las clases realmente dominantes han ido mutando la forma de su dominación, obligadas por la presión de las comunidades a adoptar formas de control social nuevas cada cierto tiempo. De alguna forma, toda crisis del poder, toda crisis del capitalismo, es un momento en la mutación de esta estructura de muerte, en el intento - hasta hoy exitoso - de reproducción de la clase genocida mundial como dueña de las sociedades humanas.

Hoy, cuando los amos del mundo nos han llevado a un nuevo tiempo de acumulación de capital, saqueando países enteros, traslado masivamente dinero hacia paraísos fiscales y enviando a millones de personas a la miseria, urge una reflexión sobre el origen del capitalismo, lo que significa, su fundación criminal original; para a partir de ahí enlazar con las centenarias luchas frente a la explotación y hacer real el anhelo de emancipación universal, que en mayor o menor medida ha latido siempre en el corazón humano. Ahora que los sicópatas que nos gobiernan destinan billones a adquirir tierras fértiles por todo el mundo, aumentando la desposesión, amenazando nuestra soberanía alimenticia y poniendo las bases de futuras hambrunas, la supervivencia de nuestra especia y de millones de especies más, depende apremiantemente de la destrucción del capitalismo, un sistema que más pronto que tarde terminará por llevar al colapso a toda la biosfera. Si no se detiene, el planeta entero podría convertirse en una gran Isla de Pascua.


Amsterdam 1571. Ejecución y quema de la anabaptista frisona Anneken Hendriks.
Grabado de Jan Luyken


OCASO DEL MUNDO FEUDAL Y NACIMIENTO DEL CAPITALISMO

La fascinación por la producción llevó a Marx a ver en la burguesía una clase revolucionaria que liquidó las estructuras del Antiguo Régimen y liberó fuerzas que, en manos de los proletarios, deberían llevar a la emancipación mundial, de ahí la obsesión comunista por controlar la maquinaria estatal; aquí daremos otra interpretación. 

El final de la Edad Media, los siglos XIV y XV, fue un momento duro para la supervivencia del régimen de los señores, a lo largo de este periodo en toda Europa se sucedieron revueltas campesinas que hicieron tambalearse los pilares de la dominación feudal, quizás la mayor manifestación de este fenómeno fue la revolución anabaptista liderada por el reformador Thomas Münzer, quién, al grito de Omnia sunt communia (todo es de todos), inició en agosto de 1524 la Guerra de los campesinos contra los poderes de los príncipes protestantes alemanes, el emperador católico Carlos V y el poder de Roma.


Los campesinos sublevados volvieron a sus labores tras el momento revolucionario, pero en su lucha demostraron dos cosas: que la posibilidad de otro mundo ya estaba presente en sus espíritus y que, contra el pueblo, poderes aparentemente antagónicos como el que representaban luteranos y católicos podían unirse para salvaguardar sus privilegios; igual que harían las potencias enfrentadas en la primera Guerra Mundial frente al advenimiento de la URSS.

Pero antes de Münzer y después de él, existió toda una historia de resistencia, de luchas populares por el derecho al trabajo de tierras comunales, redes de solidaridad entre siervos y un reparto del trabajo más igualitario entre hombres y mujeres. Durante toda la Baja Edad Media la posibilidad de una forma de vida más comunitaria estuvo latente, hasta que el advenimiento del capitalismo, la privatización total de la tierra, la persecución de las brujas, la concentración de la población en las ciudades y la emigración a las colonias terminó por liquidarla. El capitalismo fue la estrategia y la estructura económica que las élites dominantes del Antiguo Régimen impusieron como alternativa a la resistencia popular, una contrarrevolución, una perpetuación de los dominadores de la sociedad contra los intereses de la mayoría.

Con el capitalismo se inicia un momento de desposesión del campesino anti feudal, un momento de acumulación de riqueza, de regeneración de las formas de esclavitud y de destrucción de toda autonomía, un momento similar al que por desgracia hoy sufrimos. El campesino fue disciplinado, desposeído de las tierras comunales, enviado a América o posteriormente a la fábrica, generando el proletariado moderno del siglo XIX. A su vez, la mujer, que durante la Baja Edad Media disfrutó de gran autonomía, poseedora de saberes ancestrales sobre usos medicinales de las plantas y regidora de la reproducción, fue recluida en el hogar, expulsada del trabajo asalariado y condenada por la economía capitalista a la mera función de reproductora de la fuerza de trabajo. La buena esposa y el ama de casa de la  edad moderna, nació de la sangre de la bruja que alumbraba los partos, de la campesina subversiva que con su orca amenazaba el poder de los señores. También el vagabundo medieval fue perseguido por el poder, enviado a galeras y reciclado para su explotación en el trabajo desposeído del obrero.

La historia del capitalismo es la historia de la globalización de la explotación, de la extracción violenta de las energías sociales, de la aplicación de la violencia sobre la sociedad, del secuestro del trabajo por una minoría, de la apropiación y destrucción de la naturaleza para saciar la avaricia de unos pocos. Nada hay de revolucionario en una clase cuya fuerza proviene de desposeer a las comunidades, de adueñarse, hasta el agotamiento, de los recursos naturales y que allá donde prospera sólo genera sociedades habitadas por seres inútiles, dependientes de una economía genocida que es a su vez su cordón umbilical y su tumba.

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