viernes, 26 de octubre de 2012

Un momento en la Bicicletería


Tira del pomo dorado y entra. Observa el lugar y busca un sitio cómodo. Cerca de la barra está bien. Deja el abrigo en una silla y la gorra sobre la mesa. Ahora pide una cerveza. Bien, siéntate y ponte cómodo. ¿Escuchas la música? Siéntela, cierra los ojos.

¿Quizás un cigarro? Mete la mano despacio en tu bolsillo y saca el paquete de tabaco, despacio. Palpa las hebras, es buen tabaco, está fresco, recién comprado. Colócalo en el papel y líalo con cuidado. ¿No tienes mechero? ¡Vaya! Pídele fuego a la chica de al lado. Es bonita ¿verdad? sonríele cuando te lo dé. ¡Eh! Parece que ella te ha devuelto la sonrisa, no está mal... ¡No vuelvas la cara! ¡joder tío!

En fin, dale una buena calada al cigarro y vuelve a sentarte.

Mira a tu alrededor, el lugar es hermoso, la gente se divierte ¿y tú? Tú también deberías... El camarero lleva un sobrero que parece gustar a la chica rubia que habla con él. Se lo quita y empieza a bailar. Avanza sinuosa entre las mesas, se acerca a ti, su falda te roza las rodillas. ¿Sientes un escalofrío? Eso es la vida. Frente a ti conversa un grupo, parecen concentrados, el tema debe ser interesante aunque tú no puedas escucharlo. La conversación la dirige un tipo con gafas redondas y una melena larga, el resto escucha callado. Da otra calada al cigarro.

¿Dónde ha ido la chica que te dio fuego? ¡Ah! Creo que se te escapó. Ahora tontea con un tipo cerca del baño. ¿Toses? ¿te quejas? No aprovechaste tu oportunidad, no te lamentes.

Acaba de entrar gente nueva en el bar, un grupo numeroso: una mujer con un gorro cogida del brazo de un hombre de mediana edad, un latino con una flor en el pelo que susurra al oído de una pelirroja a la que hace reír, y una chica alta enfundada en una garbadina que mira a todos con desdén. Tu mirada se cruza con la de ella, agachas la cabeza ¡no tienes remedio!

Cambia la música, suena un tema psicodélico, aunque con el garito lleno es casi imposible escuchar. Déjate llevar... ¿te acuerdas? Hace mucho tiempo bailaste esta misma canción, eras más joven y estabas en otro país, pero la canción en la misma. ¡Oh! Sonríes, eso sí me gusta. Los recuerdos te inundan mientras vacías la cerveza y tus ojos se iluminan. Ese brillo... si pudieras mantenerlo siempre...

¿Te quedaste sin cerveza? Será cuestión de levantarte a por otra, procura no pisar a nadie por el camino. ¡Pero hombre! Chocas con la chica que robó el sombrero del camarero, te ruborizas, ella se da cuenta y te saca la lengua, enseguida se vuelva y saca a alguien a bailar. Elige a un tipo de nariz aguileña, con una chupa negra y una camisa roja. Se cogen de la cintura al mismo tiempo que tú alcanzas la pequeña barra del local.

De improviso tienes que quitarte, alguien se está subiendo a la barra¡da un paso atrás! ¡Ey! ¡Es la chica que te dio fuego! Quizás ahora tengas alguna oportunidad, con tu nariz a la altura de sus tobillos... Se desata un pañuelo rojo de la cintura y lo pasa por detrás de su cuello, se mueve bien, la gente empieza a vitorearla y ella saluda.

Vuelves a tu sitio con la segunda cerveza, sacas el móvil de tu bolsillo. No. No has recibido el mensaje que esperabas. Lo vuelves a guardar desencantado. Para qué preocuparse, coge más tabaco y lía otro cigarro.
La gente está tocando las palmas, la música se vuelve más festiva y el camarero con un beso recupera su sombrero. Desde algún sitio que no puedes ver llegan flores blancas a la barra y en el bar se canta cumpleaños feliz. Dentro de tres días es tu cumpleaños, ¿dónde vas a ir?

Jarras y copas se reparten por todo el local. Las risas interrumpen el hilo de tus pensamientos. Las imágenes aparecen y desaparecen en tu cabeza, rítmicas, como las olas del mar, pero con cada nueva imagen olvidas la anterior. ¿En qué estabas pensando? No te acuerdas.

Has terminado la segunda cerveza. Quizás sea el momento de cambiar de sitio. Aunque tienes el cigarro a la mitad. Miras al techo, el humo de los cigarros asciende en columnas que dispersan dos ventiladores. La luz es tenue, únicamente tres pequeñas lámparas y las velas de las mesas iluminan el local. Te gusta. A tu izquierda un pareja joven se besa, tras ellos un cuadro de una escena de baile. El lienzo rojo destaca contra la pared blanca, el dibujo está hecho con trazos rápidos, con mucha expresión, dos bailarines parecen flotar en el fondo de un beso que se te hace eterno. Otra calada.

En la barra aparece una tarta de chocolate, soplan las velas y reparten el pastel. Apagas el cigarro en un cenicero de barro. Te levantas y alzas nuevamente la vista. Fijas tus ojos en las bicicletas que cuelgan del techo, a tu derecha una roja, a tu izquierda una negra. Recoges tu abrigo y te colocas la gorra. Te vas.

Carlos G. de Castro


miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Qué es un pobre?


La pobreza no es un accidente, no es algo que exista por leyes de la naturaleza. La pobreza es consecuencia del sistema económico actual y es además condición necesaria para su existencia. La verdad fundamental que deberíamos tener presente es que: nuestra sociedad, para mantenerse y reproducirse, necesita de la existencia de pobres.

¿Qué es un pobre? 

Un pobre es una garantía de un precio bajo en la venta de la fuerza de trabajo, a mayor número de pobres salarios más bajos, por eso las grandes empresas deslocalizan su producción desde los países ricos a los países pobres. Y es que la expresión común buscar trabajo es una distorsión de la realidad; el trabajador en paro vende su fuerza de trabajo en el mercado de trabajo y cuantos más pobres y parados tenga una sociedad menos le van a pagar por ella.

El pobre garantiza la abundancia de la materia prima 'fuerza de trabajo' a un precio fantástico para el emprendedor

Un pobre es también una garantía para el orden social establecido, la pobreza en una sociedad genera el miedo a ser pobre. El poder en la Democracia Realmente Existente nos dice "sois libres de hacer lo que queráis", pero en letra pequeña continúa "so pena de moriros en la indigencia si aquello que queréis hacer no se corresponde con lo que nosotros ordenamos". En una sociedad como la nuestra, desde la más tierna infancia se incide sobre nuestros deseos; reducir la libertad a la elección del color del coche o a una rimbombante libertad de expresión disociada de la libertad de acción, un "sois libres de opinar en libertad siempre y cuando no queráis transformar vuestros pensamientos en actos". En este orden de cosas el pobre juega un doble rol: un pobre es la imagen del perdedor social - aquel que por sus fracasados actos merece estar donde está - y un pobre es al tiempo una amenaza "cuidado con desviarte demasiado en tu camino, no vayas a acabar como él viviendo en la calle". A través de este doble juego todos desde el gran burgués hasta el pequeño tendero luchan con todas sus fuerzas por mantener el orden establecido gritando "yo no soy pobre". Contra lo que se pudiera creer:

EL POBRE BORRA LA DISTINCIÓN DE CLASES Y ES SEGURO CONTRA LA REVOLUCIÓN SOCIAL

Cuida tus elecciones, no dejes nada al azar, haz lo que tienes que hacer, pon los píes en el suelo. ¡Obedece! No vaya a ser que acabes durmiendo en un cajero.

Era una triunfadora, tenía un buen trabajo, un coche extraordinario, una familia ejemplar, un marido hermoso y la invitaban a todos sitios. ¡Qué asco le daban esas pordioseras de la calle! que querían lo que ella había logrado.

Un pobre es también un seguro moral, donde hay pobres hay beneficencia. El pobre permite a las consciencias más sensibles y menos conscientes de las clases dominantes y de las clases que no se saben dominadas, limpiar remordimientos. El pobre vende una singular mercancía para sobrevivir: calmar las conciencias. Y es que no hay nada mejor que la práctica de la caridad para que nada cambie, para seguir explotando la sociedad al tiempo que nos sentimos unas mejores personas.
Enrique era una gran persona, además de un gran amigo. Me consta que tras sus operaciones urbanísticas en la costa donó algunos euros a la Cruz Roja. Incluso organiza cenas benéficas en sus hoteles. ¡Qué hermoso es Enrique! ¡Qué bien tenerlo con nosotros!
Hoy el mundo oficial celebra el día de la pobreza, y tiene mucho que celebrar. Celebra que el pobre facilita la mano de obra barata, que el pobre hace de espada de Damocles en la sociedad impidiendo el cambio social, celebran que tienen un mal ejemplo al que oponer su ideal humano: el emprendedor, celebran la posibilidad de hacer caridad y limpiar su conciencia.

Por eso:

Ricos del mundo 
¡Feliz día de la pobreza!
¡Qué gran partido le habéis sacado! 


Carlos G. de Castro / NOTON

lunes, 15 de octubre de 2012

12 de octubre día de la Vergüenza

El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista.
Karl Marx, El Capital, capítulo XXIV

Imagen Colectivo Daños Colaterales

Codex Kingsborough

El 12 de octubre de 1492 Cristobal Colón descubría para Europa las tierras americanas, comenzaba la conquista y el espoleo de un continente. En años posteriores millones de indígenas morirían por las armas españolas, las epidemias, los malos tratos, los trabajos forzados o la desesperación que los obligaba al suicidio (asesinato). La mortalidad fue tal que pronto los invasores españoles aceptaron aquello de que sin indios no hay Indias, y comenzaron a traer esclavos negros desde las costas de África para los trabajos más duros, iniciando uno de los capítulos más repugnantes de la Historia de la Humanidad: el comercio euro-americano de esclavos africanos.

Los negros cautivos eran capturados por los portugueses en las costas africanas y llevados luego a lugares como Sevilla, puerto de América, donde eran vendidos en las gradas de la catedral, ante los ojos del mismo Dios que propiciaba y justificaba el saqueo del Nuevo Mundo. La llegada de los negros al continente americano propició la acumulación primitiva de capital por parte de las potencias europeas, lo cual permitió a España derrochar ríos de oro en guerras de religión al tiempo que cubría del preciado metal el interior de sus templos barrocos. Inglaterra, más práctica, financió con el botín americano, algo más tarde, la revolución industrial.

Siglos después, en 1936 el 12 de octubre fue declarado por el fascismo español como día de la Raza y de la Hispanidad. Ese día, el paraninfo de la universidad de Salamanca transfigurado en un aquelarre de simbolismos y gritos fascistas, fue testigo del ¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte! que un enaltecido Millán Astray espetara a un impotente Unamuno, quién presidía el macabro acto y hubo de abandonarlo entre intentos de linchamiento por parte de una multitud de brazos en alto. La prensa reaccionaria del día siguiente afirmaría: "La Fiesta de la Raza se celebró este año en Salamanca con excepcional y magnífica Solemnidad".

Unamuno sale de la Universidad de Salamanca
tras su enfrentamiento con Millán Astray
Acabada la guerra, el 12 de octubre de 1939 fue presidido por el caudillo, con una especial devoción a la virgen del Pilar, en Zaragoza. Durante el franquismo el 12 de octubre, día de la Raza, se convirtió en un momento de exaltación del movimiento nacional, hasta que en 1958 el régimen decidió cambiar oficialmente el nombre de la fiesta por el de Día de la Hispanidad, término más feliz y menos comprometedor.

Hoy, una España sumida en las tinieblas con el gobierno sectario, inculto y reaccionario de Rajoy al frente, celebra el Día de la Hispanidad. Hoy los responsables del empobrecimiento del país, el gobierno, los principales partidos, la monarquía, etc. se sientan a ver pasar el desfile de las armas españolas. Celebran el expolio de un continente, el genocidio de los pueblos originarios de América; celebran el imperialismo, el poder de los ricos sobre los pobres, la fuerza de la ignorancia y la superstición... 

El día de la Hispanidad, 12 de octubre, es el día de la Vergüenza, donde las clases dominantes de España celebran su poder sobre los dominados, y estos reciben a la bota que les oprime con banderitas, cánticos y rebuznos.

La España que celebra representa la violencia, la ignorancia, la superstición, el atraso, el sectarismo, la intolerancia, el servilismo y el miedo. Hoy, 12 de octubre de 2012 sólo puedo decir:


¡Abajo esa España! 
¡12 de octubre nada que celebrar!

Carlos G. de Castro / NOTON