sábado, 13 de noviembre de 2010

Entrevista a Greta Alfaro

Entrevista a Greta Alfaro con motivo de la exposición "Elogio de la Bestia" en el Centro de Arte Contemporáneo Huarte de Pamplona.


Fotograma del vídeo In Praise of the Beast (El elogio de la bestia) de Greta Alfaro.

Carlos: Hablemos de la bestia. La exposición que recientemente has inaugurado en el Centro Huarte de Pamplona, bajo el título Elogio de la bestia, nos muestra dos piezas con curiosos protagonistas: In ictu oculi, en la que un grupo de buitres se precipita sobre una elegante mesa preparada para el banquete, y In Praise of the Beast, que da nombre a la exposición y está protagonizada por un merodeador grupo de jabalíes. ¿Qué sentido tiene para Greta Alfaro la presencia de la bestia?

Greta: En mi trabajo normalmente me intereso por lo que ocultamos en nuestra vida cotidiana, por la parte de nuestra identidad que no deseamos mostrar, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, y por las razones que nos llevan a ello.
¿Qué nos asusta de nosotros mismos? ¿La certeza de nuestra propia finitud? ¿La irresponsabilidad con la que llevamos a cabo nuestra vida cotidiana a costa de otros menos favorecidos? ¿La consciencia de que no nos ajustamos al modelo ético, moral, estético, vital que se nos ofrece y de que estamos llenos de errores? ¿La violencia y el terror escondidos y siempre a punto de saltar?

En este caso, la bestia simboliza todos estos temores.
Por un lado, los protagonistas de ambos trabajos son animales salvajes, bestias, relacionados tradicionalmente con aspectos desagradables de la vida, como la muerte, la enfermedad, la suciedad o la agresividad, que en cierto modo funcionan, como en una fábula, como metáfora de nuestro propio comportamiento como humanos.
Por otro lado, la Bestia con mayúscula es el Diablo, el tradicional oponente de Dios, del Bien y del orden establecido, la representación del Mal, del lado oscuro y del caos.

C. Elogiar a la Bestia también puede entenderse como una admonición de lo humano (lo racional). ¿Hasta que punto tus obras son un ajuste de cuentas contra una cierta “soberbia” de lo racional?

G. Ajuste de cuentas suena un poco duro, pero ciertamente el título es un comentario respecto a la soberbia del ser humano y la exaltación de la racionalidad como excusa para manipular el mundo sin tener en cuenta que la naturaleza siempre es más fuerte que nosotros.
Nuestra cultura esta obsesionada por el control y la seguridad como emblemas protectores del estado de bienestar. Ambas cosas las disfrutamos o sufrimos en el privilegiado fragmento espacio/temporal que habitamos, mientras el mundo se sume en un caos nunca visto hasta ahora. Hambre, catástrofes, desastre ecológico, guerras, etc. que son consecuencia de ese mismo modo de vida.

C. Tanto en In ictu oculi como en In Praise of the Beast la creación humana, presentada bajo la forma gastronómica, tiene un periodo de vida muy breve. Parece que sin la presencia protectora de nosotros mismos nuestras obras no pueden perdurar, nuestra cultura, en todas sus formas, está supeditada a nuestra existencia, y nuestra presencia es en última instancia perecedera. ¿Es la obra de Greta Alfaro autoconsciente de su propia fugacidad?

G. Creo que nuestra propia fugacidad - la temporalidad de nuestra vida y obras, el envejecimiento y deterioro – es uno de los grandes tabúes de nuestra cultura actual.
A través de mi trabajo reflexiono acerca de este hecho porque pienso en ello con frecuencia. Uno puede estar seguro de su pasado y dirigir su rumbo desde el presente, pero en última instancia el futuro escapa a nuestro control; a partir del ahora cualquier posibilidad es factible.

Es importante para mí que el trabajo resulte universal, mantenerme ajena a las modas y las tendencias. Considero que la honestidad del artista consigo mismo es esencial a la hora de enfrentarse al trabajo artístico y que este tipo de concesiones, aparte de que pueden resultar oportunistas, reducen la comprensión e interés de las piezas al momento presente y a una localización geográfica y cultural muy concreta. A mí me interesa que el trabajo se mantenga simple y sencillo, remitirme a temas atemporales, que resultan relevantes hoy también porque son inherentes a nuestra condición humana, y ubicar el trabajo no sólo en el presente, sino dentro de una tradición.


C. Ambas pieza se presentan bajo el formato de vídeo, ¿Qué posibilidades ofrece este formato para el tema que se quiere tratar?

G. En la realización de ambas piezas el azar tiene mucha importancia. Yo preparo la mesa o la tarta, me informo bien acerca de la ubicación más apropiada para las mismas y del comportamiento de los animales, pero no puedo prever cuándo vendrán ni cómo reaccionarán al encontrarse con ellas, y este hecho es importante a nivel conceptual.

El video me permite registrar la acción cuando por fin se lleva a cabo  y mostrársela al espectador, puesto que es imposible, tanto para él como para mí, estar presentes en ese momento. Los animales salvajes nos evitan y nuestra presencia suplantaría a la suya. El único testigo posible es la cámara.

C. Aunque el argumento de las dos obras es similar, In ictu oculi ofrece un banquete muy elaborado, mientras In Praise of the Beast simplifica bastante el formato, limitándose a ofrecer al animal una golosa tarta abandonada. ¿No es el jabalí merecedor de la misma distinción del buitre? ¿A que se debe el cambio?

G. Digamos que el ambiente que pretendía conseguir es diferente en ambas piezas.

In ictu oculi es más dramático, más grave, está ligado a la tradición del bodegón barroco y de las vanitas. El banquete no está preparado para los buitres, sino para un grupo de personas que por algún motivo se han ausentado. Aquí la mesa y la comida representan nuestra civilización y sus valores, que son destruidos en un abrir y cerrar de ojos. Además, el simbolismo del buitre en la cultura popular siempre está relacionado con la muerte, el miedo y la voracidad egoísta.

In Praise of the Beast está más cercano al cuento de hadas. La tarta es infantil, el bosque oscuro, la luz artificial. No vemos al animal hasta casi la mitad del video, le oímos gruñir y le tememos. Pero al final, una vez presentes los jabalíes, nos debatimos entre la aprensión y el humor, entre la desconfianza y la compasión y la bestia acaba por caernos simpática.

Pero aquí la presencia de la tarta es completamente absurda. La tarta es gigante, no está hecha a escala humana, y su ubicación en medio del bosque nocturno no tiene otro sentido sino es el de una ofrenda a las bestias; una ofrenda absurda, ignorante de la realidad del animal, oportunista o manipuladora: un disparate humano.

carlos g. de castro
para NOTON

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