sábado, 25 de septiembre de 2010

¿Noche en Blanco?


PUBLICADO EN DIAGONAL
JUEVES 23 DE SEPTIEMBRE DE 2010. NÚMERO 133

El 11 de septiembre, La noche en Blanco de Madrid volvió a sacar a la calle a decenas de miles de personas, pero ¿qué modelo cultural nos propone este tipo de saraos? Se lo preguntamos al colectivo Di no a La Noche en Blanco y a uno de los comisarios del evento: el grupo Basurama.


BASURAMA.
Una oportunidad


Vuestro comisariado de La Noche en Blanco nos ha sorprendido, entre otras cosas porque es una fiesta asociada al consumismo y vosotros defendéis algo en las antípodas de éste. ¿Habéis intentado reutilizar/reciclar La Noche en Blanco? ¿Lo habéis conseguido?

Ésa era una de nuestras intenciones. Para nosotros es un reto darle la vuelta a una situación y siempre hemos tratado de trabajar cuestionando nuestros marcos de actuación. Por otro lado es importante romper con inercias que nos invitan a percibir las cosas de una manera determinada. Si se corta la Gran Vía y se paraliza media ciudad es una oportunidad para todos de expresarnos y activar el espacio público según nuestros criterios y no asumir necesariamente que las cosas tienen que ser de una forma determinada. Queremos que la gente se apropie de este tipo de situaciones de forma activa y no se limite a asumirlas de la forma que se les trata de vender. Queríamos provocar un cambio en la manera de plantear un evento de estas características y transmitir una visión diferente de las cosas. Entendemos que es una ocasión de llevar a cabo proyectos de gran visibilidad y esto representa una oportunidad a la vez que un riesgo. Hemos invitado a artistas que, creemos, tienen la capacidad para llevar la situación a su terreno. Creo que en algunos aspectos sí hemos conseguido, al menos en esta edición, ese cambio, tanto en la gestación como en la percepción de los proyectos.

¿Creéis que el modelo de cultura que propone La Noche en Blanco puede evolucionar a una idea distinta de la que hemos visto en sus primeras ediciones (masificación, mercantilización, etc.)?

Para empezar creo que La Noche en Blanco no propone un modelo de cultura concreto. Es una amalgama de actividades e intenciones diversas. Las instituciones, la organización, los comisarios y los artistas desarrollan trabajos independientes y es responsabilidad de cada uno tener una percepción crítica y reflexiva de lo que ve. Es difícil que La Noche en Blanco pierda su carácter masivo, pero sí debería alejarse de la mercantilización. Que suceda o no ya no depende de nosotros. Hemos intentado apropiarnos de las condiciones del evento y llevarlo a nuestro terreno. Contábamos con la masificación (aunque en algunos casos ha llegado a superar la idea que teníamos), y con respecto a las marcas y patrocinios hemos marcado una línea muy clara: ningún proyecto del programa de comisariado ha sido condicionado por posibles patrocinadores. Nosotros propusimos trabajar con menos recursos y que las actividades de nuestro programa no fueran patrocinadas. Finalmente, de los 21 proyectos que hemos llevado a cabo, sólo dos han contado con patrocinios de empresas privadas porque los artistas así lo han querido y siempre según sus condiciones. 



ramón calandria

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Una de las actividades organizadas por Basurama en la Noche en Blanco: columpios con materiales de deshecho en la Gran Vía. OLMO CALVO

DI NO A LA NOCHE EN BLANCO.
Autoritarismo suave


El tema de La Noche en Blanco 2010 ha sido “el juego”. ¿En qué consiste realmente este juego?

Lo que se juega aquí es la legitimación de un modelo en el que se confunde lo cultural y lo artístico con su presentación puramente propagandística. La instrumentalización de La Noche en Blanco es evidente, ya que se busca consolidar una imagen de marca de la ciudad que viene impuesta por el Ayuntamiento. No vamos a ser tan ingenuos para creer que dicha instrumentalización no se da en otras situaciones, pero es en La Noche en Blanco donde más se radicaliza y donde la independencia de los productores culturales queda más coartada. Al público se le presenta una idea de lo artístico y lo cultural asociada al consumo compulsivo, propio de la industria cultural, en el que los espacios para la creación de sentido por parte del espectador quedan eliminados, ya que todo se convierte en un gran anuncio en el que prima lo festivo, lo superficial, escenificando un consenso en torno a las políticas urbanas y el concepto de ciudad que el Consistorio municipal quiere imponer. Lo que nos estamos jugando aquí, en definitiva, es si estamos dispuestos a aceptar la imposición de un modelo de cultura oficial que, con un impulso totalizante, pretende que toda praxis vital esté vehiculada por la obsesión de un hiperdiseño de toda experiencia posible. En definitiva, anular, de facto, cualquier posibilidad de autonomía no sólo en lo cultural, sino, extensivamente, en lo experiencial, en su vertiente colectiva.

¿Cuál es el papel que tienen los ‘ciudadanos’ dentro de este espectáculo?

El papel de la ciudadanía aquí se ve reducido al de figurantes de un macroevento que se vende en el mercado turístico doméstico e internacional como un simulacro de identidad colectiva. Mientras al ciudadano se le imponen cada vez más trabas para el uso del espacio público, en La Noche en Blanco es, literalmente, “movilizado” a través de una intensa campaña publicitaria, autorizándole, ahora sí, a tomar las calles. En este sentido podemos detectar un perfil autoritario en el modelo de La Noche en Blanco, un autoritarismo dulce, sofisticado, diluido por el carácter progresista que da toda manifestación de cultura contemporánea. Es curioso también que se venda La Noche en Blanco como el momento en el que la imaginación tomará las calles (¿no suena eso, un poco, a proclama setentayochista?), se nos conmina a ser imaginativos por una noche, quizá porque el resto del año no debemos serlo, ya que nuestro papel es asentir ante la visión del mundo que el poder nos pone ante los ojos.

¿A esta cultura de masas pueden planteársele alternativas?

Claro que sí, pero de ningún modo pasan por “reformar” el modelo de La Noche en Blanco. Frente a la fiesta de un día se ha de imponer una construcción de la cultura desde abajo, desde los espacios y agentes que día a día trabajan con el contexto social y cultural de la ciudad, preservando su autonomía e independencia. 



carlos g. de castro


"DI NO A LA NOCHE EN BLANCO"
“La iniciativa Di no a La Noche en Blanco quiere oponerse a la confusión entre prácticas artísticas y propaganda institucional según el modelo propuesto por La Noche en Blanco, así como visibilizar esa misma oposición a través de nuestros modestos medios de comunicación y participación. Realizar una crítica a la política cultural del Ayuntamiento, empeñada en actos celebratorios, mientras el resto del año los productores culturales están trabajando en condiciones de precariedad. Asimismo buscamos plantear una reflexión dirigida a los artistas y productores culturales para que cuestionen su papel en estos eventos, ya que si finalmente existen es por su disposición a dotarlos de contenidos”.


martes, 7 de septiembre de 2010

Rebajas laborales de hasta el 7,25% en el museo Thyssen

PUBLICADO EN DIAGONAL
JUEVES 23 DE SEPTIEMBRE DE 2010. NÚMERO 132


MADRID: LA PINACOTECA DE LOS THYSSEN EMPEORA LAS CONDICIONES LABORALES DE SUS EMPLEADOS


La delicadeza de las pinturas de la colección Thyssen Bornemisza contrasta con la precariedad laboral a la que se enfrentan las personas encargadas de vigilar su patrimonio.




A finales de enero, la gestión del servicio de vigilancia del Museo Thyssen a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Casesa-Tagesa cumplió sus cuatro años legales de adjudicación. Para volver a presentarse a concurso con el fin de obtener de nuevo la gestión de la vigilancia del Museo, los patronos de Casesa- Tagesa cambiaron el nombre de la empresa por su actual denominación UTE Casesa-Protección Castellana. Aunque ha cambiado de CIF la “nueva empresa”, cuyo gerente único es Francisco Javier García Saldaña, ha mantenido su domicilio fiscal y buena parte de su organigrama. Con este cambio la nueva empresa consiguió mantener la gestión del servicio. Lo único que parece haber cambiado en la vigilancia del Museo son las condiciones laborales de los empleados.


Fernando Barbero, jefe de recursos humanos antes y después del cambio de nombre, ha sido el encargado de “negociar” los nuevos contratos de los trabajadores. Los patronos de Casesa-Protección Castellana no han llevado a cabo la pertinente subrogación de los contratos, a pesar de que los empleados de la plantilla siguen siendo los mismos. Por lo tanto, el servicio de vigilancia del Museo Thyssen sigue estando en manos de los mismos directivos y de la misma plantilla de trabajadores. Sin embargo, la empresa ha utilizado el cambio de nombre para rescindir los contratos de sus trabajadores y hacerles firmar un nuevo documento que no contempla la antigüedad de los empleados en la mayoría de los casos. “Lo que se quería era presionar, los contratos llegaron el último viernes del mes de enero, ese mismo día el inspector Alfonso Majano afirmó que quién no firmara el contrato, el lunes no podía ir a trabajar porque se daba por despedido”, apunta un auxiliar de sala. En este contrato se les rebaja la categoría de conserje a ordenanza, como consecuencia ven reducida su retribución base en un 7, 25%. Además, el valor de la hora extraordinaria se ha visto reducido en algo más de un euro.


Sin comité de empresa


Con la pérdida de antigüedad, los trabajadores encargados de la vigilancia del museo han visto cómo se disolvía su comité de empresa, dado que para que un trabajador pueda optar a ser delegado sindical necesita tener al menos seis meses de antigüedad. Se da la circunstancia de que los auxiliares de sala del Thyssen han estado largo tiempo sin representación sindical ya que el comité de empresa ahora suprimido tenía una vida muy corta, apenas llevaba funcionando un mes. De este modo los auxiliares de sala del Thyssen han visto cercenada la posibilidad de luchar por unas mejores condiciones laborales, ya de por sí precarias antes del cambio de UTE. “No tenemos comité de empresa, ha habido presiones para que no se haga. Recientemente vino Emilio Gimeno –antiguo inspector de la UTE Casesa-Tagesa– con un delegado de UGT, al parecer quieren un nuevo comité afín a ellos”, lamenta uno de los delegados del comité de empresa anterior. Por otro lado, la reducción del salario base ha tratado de ser compensada por parte de la empresa, sumando más incentivos a las nóminas de los trabajadores, lo que supone que el salario total no se verá reducido, al menos de momento. Por su parte, los trabajadores sospechan, que, como ya ha ocurrido antes, en el futuro haya una reducción de los ingresos a través de una rebaja de los incentivos, que se pueden modificar más fácilmente que el salario base. Días antes de la firma del nuevo contrato se celebró una reunión entre el Comité de Empresa y el jefe de Recursos Humanos. En dicha reunión se le negó al Comité la posibilidad de ver el pliego de condiciones que proponía Casesa-Protección Castellana. Además, algunos trabajadores afirman que se amenazó con despedir al 10% de la plantilla escudándose en el cliente, el Museo Thyssen.


En enero se dio a los trabajadores un ultimátum: o firmaban ese mismo día el nuevo contrato –documento que no se podía sacar del despacho del inspector, Alfonso Majano– o no podrían volver el1 de febrero a su puesto de trabajo, por lo que se les negaba el tiempo suficiente para pedir asesoramiento a sus representantes. Cuando firmaron los contratos nuevos, se indemnizó a los trabajadores con 8 días por año trabajado, no sin ciertas reticencias por parte de la empresa.


“Si no firmas no vuelvas”


UTE Casesa-Protección Castellana, la empresa que gestiona los servicios de vigilancia del Museo Thyssen ha cambiado de nombre, pero no de patronos, ni de domicilio fiscal. Sin embargo, la nueva empresa no ha realizado la pertinente subrogación de contratos. Con su firma voluntaria (“quien no firme los contratos que no venga a trabajar el lunes”, fueron las palabras que usaron), los trabajadores pierden la antigüedad en su puesto de trabajo, su comité de empresa y en torno al 7,25% del salario base. No obstante, la retribución mensual de los empleados no se verá reducida en términos absolutos, al menos de momento, ya que la bajada del salario base se compensa con el aumento de los incentivos.


pablo g. de castro y carlos g. de castro